Texto publicado por mi compañera Isabel en su blog "Mi particular Caja de Pandora"
Edad de los sesenta:
-La que le dicen "la tercera" -con sus
carnés de ofertas y gratuidades-, y a la que no le sigue una "cuarta", sino
simplemente la vejez.
-La que permite tomar conciencia del
paso del tiempo con una claridad rotunda y a la que le gusta reposar en los
recuerdos.
-La que hace que el futuro pierda cada
vez más su protagonismo y el presente se revele ansioso.
-La que establece que el pasado y el
presente mantengan una relación estrecha y equilibrada.
Edad de los sesenta:
-La que se enfrenta al progresivo
deterioro del engranaje corporal y a la tan acuñada frase: "normal, a su
edad...". La del paseo obligado.
-La que presume de abanico, gafas y
pastillero en el bolso.
-La que reparte anotaciones, olvidos e
insomnios.
-La que descubre las arrugas y se
convierte en experta en todo tipo de tratamientos rejuvenecedores.
Edad de los sesenta:
-La que se esmera en mostrar lo que ha
sido, y es, realmente importante en la vida: La familia, los valores humanos,
los verdaderos amigos.
-La que alerta sobre la magnanimidad de
las "pequeñas cosas", porque tienden a pasar desapercibidas por su sencillez y
cotidianidad: Un encuentro con el amanecer, una salud a dosis soportables, un
saludo inesperado, una sonrisa regalada; una charla oportuna, un te quiero de
soslayo, una alegría compartida, una mano tendida, una ternura en el trato, un
beso solapado, una lágrima agradecida... Un sueño realizado.
-La que dicta que los años deben servir
para enriquecer al corazón y no para empobrecerlo.
-La que enseña que cuando los
privilegios se convierten en una rutina de derechos, es porque se ha cercado al
amor con la valla insolidaria del egocentrismo