Nueva colaboración de mi amiga Isabel, la del arroz con leche y la de la pluma suave.
Isabel nos ha enviado un nuevo artículo sobre el mes de mayo y la primavera, y la verdad es que por culpa de diversos factores que no nos han dejado una mínima tranquilidad de espíritu no lo hemos podido colgar hasta ahora.
Por tanto hablaremos de mayo en junio, pero tampoco pasa nada, lo que nos describe Isabel no afloja con el paso del tiempo, y después de junio llegará otro mayo.
Como siempre, gracias bonita.
Mayo, centro de la primavera
Eres, mayo, primavera desconcertante, reventota y juguetona.
Las temperaturas suben y el sol ya aprieta. Las flores brotan apresuradas, y las semillas aprovechan los vientos cálidos para dispersarse.
Los animales reaparecen, igual que las gentes. ¿De donde han salido tantos?
Insectos y aves nos sobrevuelan en un ir y venir infatigable. Las gentes también.
Nuevos nidos, nuevos sonidos. Todos intentando disfrutar de la ocasión.
Bajan las temperaturas, no avisan, simplemente se presentan impertinentes con su viento frío, granizo o nieve.
Flores decaídas, frutos dañados. Resfriados.
Extensiones de flores que compiten en color y belleza, exhibiéndose galanas a sus amigos polinizadores. Campos y bosques que exponen sus distintas gamas de verdes y sus brillos exultantes de hojas recién nacidas. Las gentes salen a su encuentro, los visitan, los caminan y los huelen. Alergias.
Los ríos corren alegres mostrando orgullosos el caudal de sus aguas regaladas. Por su interior y orillas nadan, pasean y revolotean una gran diversidad de animales. Y las gentes los visitan, caminan, observan, escuchan y se extasían.
El sol y las nubes compiten jugando al escondite, al aquí te pillo - aquí te mato, o a tonto el último. Nubes blancas, grises o negras, pequeñas, medianas o grandes, todas ellas jugando a tapar el sol, que se resiste una y otra vez a que le ganen, asomándose entre ellas tímidamente unas veces, y otras, dejándose ver con todo su esplendor y ganando la partida. Cielos azules, amarillos o anaranjados. Atardeceres de ensueño.
Mayo, te sabes centro de la
primavera.
Isabel, mayo de 2010