Paseos

Un paseo por un viejo camino: La Colada del Pardillo

Fecha: 18/04/2008

Paseo por un viejo camino, hoy en desuso, que seguía una Vía Pecuaria la Colada del Camino del Pardillo, y que comunicaba Colmenarejo con la vecina Villanueva del Pardillo. Paseo para hacer preferiblemente en primavera, sin prisas, y con ganas de disfrutar de las plantas, de los animales y del paisaje.

DE PASEO POR EL VIEJO CAMINO: La Colada del Camino del Pardillo

 

Hoy en día cuando queremos ir de Colmenarejo a Villanueva del Pardillo, tomamos el coche y enfilamos la estrecha "carretera del Pardillo" que corre sobre el Cordel de la Espernada, al que abandona a la altura del Cerro del Madroñal para precipitarse por vueltas y reviravueltas hacia la llanada en la que se encuentra Villanueva del Pardillo.

 

Pero esto no siempre ha sido así, y todavía hay algunos en Colmenarejo que recuerdan (no sin cierta añoranza de sus años jóvenes), los tiempos en los que ir al Pardillo para comprar, vender, visitar o festear, suponía recorrer a pié o a lomos de caballería el llamado Camino del Pardillo, que se corresponde con la vía pecuaria "Colada del Camino del Pardillo".

 

A los que guardan en su memoria estos retazos de la vida del pueblo está dedicado este paseo, ya que han sido sus comentarios y recuerdos los que nos han movido a escribir sobre este camino, antaño transitado y hoy en desuso, que ofrece al paseante no sólo recuerdos, sino también algunos de los parajes más hermosos de Colmenarejo.

 

La Colada del Camino del Pardillo 

Nuestra colada tiene una anchura legal de 8 metros y para llegar a su inicio se puede, a pie o en coche, tomar la carretera del Pardillo hasta encontrar a mano izquierda y unos quinientos metros después de la glorieta de la Universidad Carlos III, la puerta y valla de la finca "Los Quinchos", a cuya vera nace el camino que deberemos seguir y donde podemos dejar el coche en una pequeña explanada. En realidad el camino que aparece ante nosotros es otra vía pecuaria, la Colada del Cerro del Burro, conocida también como Camino de la Mina, que tendremos que seguir unos centenares de metros hasta llegar a nuestra colada.

 

Echamos a andar por este camino. A nuestra derecha la alambrera de Los Quinchos y carteles que nos piden precaución y nos avisan de la presencia de ganado bravo, ganado que podemos observar en la amplia pradera de la finca, y que pertenece a la familia de José Tomás torero de la vecina localidad de Galapagar. Dicen algunos que es frecuente verle correr por la carretera, camino de la finca, donde afina su puesta a punto y entrena con los astados de la divisa familiar.

 

Las ruinas de La Fundición, donde se procesaba el mineral extraído de Las Minas

 

Enseguida aparecen a nuestra derecha las ruinas de unos edificios conocidos con el nombre de "La Fundición" y que corresponden a instalaciones anexas de las minas situadas no lejos sobre la colada del Cerro del Burro. En estas instalaciones se procesaba el mineral extraído en las minas, y el cierre minero llevó a su decadencia y ruina. Hoy día sólo sirven como corralones y nos recuerdan lo efímero de muchas actividades humanas que tal como llegan se van, y cuyo recuerdo se esfuma con el tiempo. A este olvido ayudan errores como el de los autores de algunos planos topográficos que han cambiado el fabril nombre de La Fundición, por el más pretencioso de La Fundación, nombre que me trae a la cabeza recuerdos de gentes amigas de la lejana y gallega Costa da Morte, que han visto cambiado lo que siempre han llamado Hospital, por algo que en su habla costera y seseante nombran como "La Fundasión".

 

Tras sobrepasar La Fundición el camino se bifurca. A la izquierda sigue la Colada del Cerro del Burro que nos llevaría a La Mina y a la derecha sale nuestro camino que tras un pequeño ensanchamiento, se estrecha y se pierde entre los árboles. Hasta lugar tan alejado ha llegado alguien para tirar restos de botes de pinturas y de escayolas, seguro que le hubiese costado menos trabajo llevarlos al lugar adecuado para verter este tipo de residuos.

 

El camino se bifurca, a la izquierda hacia Las Minas, a la derecha hacia El Pardillo

 

Fresnos, encinas y cierres

A mano izquierda dejamos una preciosa finca, en la que destaca un grupo de fresnos entre los que nace el arroyo que correrá montaña abajo, pegado casi siempre al camino, como fiel compañero de paseo. La finca todavía mantiene ese aire auténtico, a como debieron ser estos campos hace años. El rincón es evocador  bonito y merece una pequeña parada: acodarse a la valla, contemplar el paisaje y prestar atención a lo que por allí canta y se mueve. Abubillas, pinzones, carboneros y otros muchos pajarillos pueden compartir el momento con nosotros.

 

 

Grupo de fresnos en el nacimiento de uno de los arroyos de la zona

 

Seguimos bajando por el estrecho camino entre árboles, que poco más adelante se aclaran y nos dejan ver a la izquierda una finca vallada con alambrera por la que intuimos el cauce del arroyo, y a la derecha otra finca en la que destacan varias copudas encinas abiertas en parasol. Pequeños arroyos, apenas surcos en la tierra, bajan de las fincas para ir a desembocar al  que antes vimos nacer y que recoge todas las aguas que nacen o fluyen por estos preciosos pagos.

 

 

 

En la parte baja de Los Quinchos pueden verse encinas como esta

 

Precisamente cuando el arroyo más se acerca al camino nos vemos frenados por cuatro postes que sostienen unos alambres y un cartel que reza "ACOTADO. PROHIBIDO EL PASO". Nosotros sabemos que las vías pecuarias son propiedad de la Comunidad Autónoma de Madrid, que no se pueden cerrar y que son de acceso público por lo que podríamos hacer caso omiso del citado cartel, por lo menos en lo referente a la prohibición de paso. Como por abajo no hay prohibiciones y la finca no está vallada, se deduce que el cartel es más bien simbólico y que lo que se reclama es el respeto del caminante hacia la caza y el entorno, respeto con el que por supuesto cuenta.

 

 

Vallado que cierra la Vía Pecuaria

 

Se pasa pues por el hueco que hay al lado del árbol de la derecha y se entra en la finca en la que se ven unas extrañas instalaciones que recuerdan vagamente un merendero. El arroyo está a nuestro lado y en días de lluvia como fueron algunos de los que en esta vez hicimos el camino, lleva incluso un poco de agua y se disfraza de pequeño  riachuelo. Al otro lado se ven unas colmenas, que sugieren otras épocas en las que tan abundantes debieron ser en nuestro municipio como para darle su nombre, Colmenarejo.

 

El camino se borra

A partir de aquí el camino es difícil de seguir, la falta de uso ha hecho que casi se haya borrado y en muchos momentos sólo se intuye. En principio baja paralelo al arroyo y atraviesa bellos parajes en los que el silencio se ve tamizado por el ruido del agua y se rompe a veces por cantos de ruiseñores y verdecillos. Se atraviesan manchas de encinas y enebros, y no creemos exagerar si decimos que aquí están algunos de los enebros más hermosos que hemos visto. Al levantar la vista una pareja de busardos o ratoneros planea sobre nuestras cabezas, tan bajo, tan bajo, que parece que se puedan tocar estirando los dedos.

 

 

Magnífico ejemplar de enebro, uno de los más grandes y espectaculares del pueblo

 

Luego el arroyo sigue una curva hacia la izquierda, se encajona y el camino se separa de él para trepar a un mínimo cerrillo acompañando a la línea de alta tensión. Al coronarlo vemos enfrente el Cerro del Madroñal que ya hace rato que nos acompaña, a nuestra izquierda el Cerro del Mueble y abajo el arroyo que recibe las aguas que vienen por el pequeño vallecillo donde está la escombrera de las cercanas minas y se gana ya a pulso su nombre de Arroyo de las Minas. El sitio merece otra parada. Podemos sentarnos en cualquiera de los peñascales del pequeño cerro, observar el arroyo y el valle y disfrutar del paisaje, del silencio y de la compañía. Si llevamos los prismáticos es posible observar ratoneros, cernícalos y, con suerte, con mucha suerte, otras rapaces menos conocidas y a veces fugazmente captadas.

 

Siguiendo la senda bajamos el cerrillo, atravesamos nuevos grupos de colmenas, por donde debemos extremar cuidado y prudencia, y de repente encontramos un camino bien marcado que tras atravesar un pequeño arroyo que viene de las alturas de El Guijar, se une al camino que baja del Cerro del Madroñal y que a partir de este punto de encuentro pasa a llamarse Camino del Pardillo. Seguiremos por este camino paralelos al arroyo, dejando a la izquierda unas huertas abandonadas y llevando a nuestra derecha la mole de El Madroñal. El camino va torciendo a derechas y al poco abandonará el Municipio de Colmenarejo para entrar en el de Villanueva del Pardillo. El fondo del valle es el final de nuestro paseo. Si miramos hacia atrás veremos a la derecha el Cerro del Burro, en cuya falda se encuentra el descansadero del mismo nombre, en el que los ganados que venían de la llanada reponían fuerzas antes de abordar la subida hacia la zona de La Mina, para llegar luego al Cordel de La Espernada y seguir por él hasta la Cañada Real de Merinas.

 

De vuelta por uno u otro camino

Tras descansar un poco, disfrutar del paisaje y quizás acercarnos hasta el cercano Río Sequillo o Arroyo Membrillo, que de ambas formas aparece en los mapas, iniciaremos la vuelta, para la que caben varias posibilidades. Hoy elegiremos volver por donde hemos venido, pero otro día podemos subir por la Colada del Cerro del Burro y Las Minas, o quizás incluso si nos sentimos andarines podamos subir hasta el Cerro del Madroñal desde el que hay unas vistas espectaculares sobre la zona que acabamos de recorrer.

 

Este paseo es de poca o media dificultad, y esto no tanto por la bajada como por la subida, que un poco más fatigosa será. Sin embargo pueden hacerlo hasta niños de cinco o seis años, siempre que les guste caminar. La primavera es una época excelente para hacerlo, ya que la temperatura acompaña y el calor no agobia, pero el otoño tampoco es en absoluto mal momento. La duración, contando ida y vuelta desde la finca Los Quinchos, oscilará entre dos y tres horas en función de la gente que vaya y el ritmo que se adopte. Personalmente me parece que los días inmediatamente posteriores a una época de lluvias son los mejores, ya que los arroyos pueden llevar un poco de agua y harán el paseo más agradable, pero es que a algunos que hacemos estos paseos nos gustan la lluvia y el agua.

 

 


 

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Opiniones

buen paseo

Por: angel lopez - 29/03/2009

Hoy he ido a Colmenarejo para ver la Mina Pilar,despues de dar muchas vueltas y preguntar casi lo consigo. He dejado el coche aparcado en la puerta de los quinchos y me he puesto a caminar camino adelante, parece ser que en vez de tomar el camino de la mina he tomado uno a la derecha que me ha llevado hasta unas colmenas, al llegar y verlas me he dado la vuelta y cuando me marchaba un señor muy poco amable me ha hechado una buena bronca porque he entrado en su finca la cual no esta vallada. Resumiendo, el dia aunque al final no vi la mina ha sido maravilloso. Nota del Administrador: Hola Ángel. Efectivamente te has confundido de camino, y en esa bifurcación tendrías que haber tomado el camino de la izquierda que es el que lleva a la Mina Pilar. El camino que has tomado esotra Vía Pecuaria, la Colada del Camino del Pardillo, y por lo tanto tienes todo el derecho del mundo a pasear po ella, y el señor que te reprochó haber entrado en su finca posiblemente no tenga razón, ya que si te has ceñido al camino ibas por un sitio de dominio público. Otra cosa es que te hayas separado del camino, que en esa zona está prácticamente borrado por falta de uso, pero por lo que cuentas de las colmenras me parece qe ibas por la Vía Pecuaria. Todo esto pasa porque la Comunidad de Madrid presidida por Dª Esperanza Aguirre no tiene el mínimo interés en delimitar y amojonar las Vías Pecuarias, y nuestro Ayuntamiento asa olímpicmaente de exigirselo, quizás porque así puede asfalatar alguna de vez en cuando.

Gracias Darío

Por: Marisa - 19/06/2008

Tienes razón Darío, un paseo precioso.Aunque ya empieza a apretar un poco calor.Sólo lo estropeó un poco la visión de una oveja muerta en un lado del camino.El próximo que haga será el del Aulencia.Muchísimas gracias por compartir tus paseos.

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