Paseo sencillo, de hora y media de duración y sin ninguna dificultad que noe lleva a algunos rincones del pueblo relacionados con su pasado agrícola (viñas y almendros) y que nos permite disfrutar de algunos paisajes espectaculares.
Lugar de salida: Colegio Público “Las Veredas”, Calle de La Nava, donde existe una zona de aparcamiento. Está situado aproximadamente a 2 Km. del centro de Colmenarejo, la Plaza de la Constitución.
Es un agradable y sencillo paseo que transcurre por varios tramos de dos vías pecuarias bien conservadas, la Vereda de Viñas Viejas y la Vereda de La Nava, con unas impresionantes vistas a un maravilloso bosque de encinas del Parque del Guadarrama, y a las estribaciones de la Sierra incluyendo El Escorial, Abantos y La Machota.
Iniciaremos el recorrido desde el aparcamiento del colegio “Las Veredas”, siguiendo calle adelante hacia las afueras del pueblo, por el amplio camino alisado que continúa la calle de La Nava y que corresponde realmente a la Vereda de Viñas Viejas. A nuestra derecha pequeños berrocales, encinas y enebros dispersos, a la izquierda las instalaciones de la Universidad Carlos III.
Una vez recorridos los primeros 300 metros, a la izquierda nos encontraremos con una de las zonas húmedas estacionales de nuestro pueblo conocida como “Las Charcas”, pequeño humedal originado por unas antiguas extracciones de tierra que se llena de agua varios meses al año. Merece la pena recorrerlas, especialmente en primavera, época en la que rebosan agua, florecen las plantas acuáticas y las charcas se cubren de flores. Estas charcas albergan una interesante población de anfibios.
Continuando el camino, pasaremos junto a la entrada a la Urbanización “Los Escoriales”, a partir de este momento el camino adquiere su propia naturaleza rural, discurriendo entre las antiguas tapias de las fincas adyacentes. Enseguida encontraremos un cartel de Vía Pecuaria, completado por uno de los carteles instalados por el Ayuntamiento de Colmenarejo en el que podemos ver el nombre de esta vía, Vereda de Viñas Viejas.
Siguiendo por el camino podemos ver una amplia finca a nuestra izquierda, que en invierno y primavera aparece húmeda y verde, conocida en el pueblo como “La Nava” y que realmente hace honor a este nombre (una nava es un espacio llano entre montañas). Dentro de esta nava, prácticamente en su zona central, aparece un grupo de fresnos centenarios de los que destaca especialmente uno de tronco bifurcado, con aspecto nudoso y numerosas cicatrices.
Tras unas pequeñas subidas y bajadas, encinas y enebros centenarios salen a nuestro paso por todas partes, y a veces ceden el sitio a enormes retamas que florecen en junio convirtiendo amplias zonas en un mar amarillo que se mece suavemente con el aire. Al fondo, a la derecha, a lo lejos, el sempiterno encinar nos acompaña.
Cuando llevamos andando unos treinta minutos, llegamos a una curva en la que sale un ramal hacia la izquierda. Es un tramo de la Vereda de La Nava por la que deberemos seguiremos nuestro camino. Pero también podríamos desviarnos un poco continuando por la Vereda de Viñas Viejas adelante, en este caso una bajada nos llevará a un punto en que los arroyos de la zona cruzan el camino allí donde se encuentran algunos de los escasos quejigos de Colmenarejo, y si siguiésemos todavía un poco más podríamos llegar al Descansadero de Peña Lobera, cuyo nombre sugiere aullidos nocturnos que hace mucho tiempo dejaron de sonar. Por toda esta zona aparecen numerosas viñas abandonadas, las viñas viejas tantas veces nombradas, y que han sido abandonadas hace más de treinta años. Entre cepas abandonadas y algunos olivos dispersos, comienzan a recuperar su sitio encinas y retamas, que poco a poco van ganando terreno a las retorcidas viñas.
Pero como hemos dicho antes seguimos por el camino de la izquierda, la Vereda de La Nava y enseguida aparece a la derecha un maravilloso enebral, con algunos de estos árboles centenarios que parecen surgir de la misma roca de tal forma que no se sabe muy bien donde termina la roca y donde comienza el árbol. Tras pasar el enebral aparecen junto al camino algunos viejos vivares ya abandonados, pero en los que todavía encuentran refugio y crían algunos conejos.
A unos 45 minutos del inicio llegaremos a un pequeño bosquete de almendros, antes cultivados, hoy abandonados. En este paraje es donde finalizará nuestro paseo. El bosquecillo es especialmente bonito de ver en marzo, cuando se produce la floración y se hace tremendamente agradable caminar entre árboles rodeado de blancas flores. Los almendros llegan hasta la carretera del Pardillo, y por ella podríamos volver hacia el pueblo pasando por la Universidad, pero huyendo de coches y de humos mejor es regresar por el mismo recorrido por el que hemos venido y volver, tras otros 45 min. al punto de partida.
El paseo no presenta ninguna dificultad, se puede hacer tanto andando como en bici y es muy frecuentado por estudiantes de la Universidad y residentes de la zona para correr o pasear.Este paseo ha sido publicado en otros medios y páginas, y se reproduce aquí porque es un paseito relativamente sencillo, pero que lleva por algunos rincones de Colmenarejo dignos de ser visitados.
Este verano he disfrutado de ese paseo casi a diario. Estoy deseando verlo en primavera.
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